lunes, 20 de diciembre de 2010

Entre argumentos, rumores y agitadores

He participado en muchos foros virtuales de discusión, de todo tipo. Y hay que decir que hay unos excelentes, con reglas claras, con niveles de conocimiento y participación parejos. Y hay otros que son… simplemente: nefastos.

Por aquellas cosas de la vida, en estos días –gracias a la invitación de una amigo- tuve la oportunidad de leer una serie de comentarios que se publicaron en un foro de “discusión” en Facebook. Aclaro: leer; no participé de forma alguna –por favor no me asocien con ese adefesio de foro-. De hecho, llegué al mismo tardíamente, cuando lo mejor del debate ya había pasado. Pero, precisamente por ese hecho, me permitió ratificar algunas apreciaciones que tengo en ese contexto. Ya el solo nombre me hizo sospechar de la seriedad del espacio, ya que cada vez que leo títulos por el corte de “los que estamos en contra de …” lo desestimo de una vez… pero esta vez –reitero por la recomendación de mi amigo- ingresé … en fin…

Efectivamente un ejercicio interesante, para llamarlo de alguna forma: ver como personas –muchas de ellas sin conocerse - discuten apasionadamente sobre un tema específico. Y lo hacen desordenadamente, sin ningún criterio claro, sin directrices definidas, sin debatir en un nivel intelectual –siquiera- medianamente similar. Claro que están los que dicen que eso es la democracia: que todos puedan opinar. Y de seguro tienen –parcialmente- razón. Pero, ¿pondrían ustedes - pregunto yo - a debatir sobre políticas macroeconómicas del país a un aprendiz de administración junto con un afamado economista?

La ausencia e imposibilidad de implementar un moderador fue una de las características –aparente o tristemente- más democráticas de este foro. Pero, al mismo tiempo, es la que más reduce la utilidad del ejercicio. Todos los participantes opinando al mismo tiempo, diciendo cosas que terminan siendo inconexas, mezcladas con los retardos (de tiempos de transmisión, no necesariamente del desarrollo del cerebro –aún cuando en algunos casos tengo mis dudas de cuál de los dos influyó más-) que se presentan en las respuestas y se publican a destiempo posteriores a otro comentario pero perfectamente se pueden interpretar como vinculados al mismo… una verdadera bomba de tiempo.

Amén de la falta de contacto visual, que no permite percibir si lo que x o y dice está intencionado en ese sentido, o la ausencia de redacciones claras que transmitan un mensaje diáfano (sin olvidar el uso de abreviaturas o modismos que no todos entienden por igual). Y claro, súmenle a eso otro tanto de participantes inscritos que no opinan, mudos por naturaleza, pero que sí se forman una opinión a partir de las opiniones de los demás; terminan siendo la onda expansiva de esta bomba. Calladamente, por fuera del foro, terminarán siendo tristes cajas de resonancia...

Es interesante ver, también, como se mezclan argumentos con rumores y -por supuesto no puede faltar- con los comentarios de los agitadores.

Tres niveles en una misma discusión: el informado, el desinformado y el malintencionado. Sobre los rumores que disemina el desinformado ya me he referido en notas anteriores y se sabe que es un tema delicado [1]. Pero el último caso, el del agitador, es el peor de los escenarios. Exaspera al que sabe argumentar y confunde aún más al chismoso. Es el típico incendiario, que no le interesa la razón, sino simplemente imponer sus obtusos preconceptos… y quedar bien al mismo tiempo, como una especie de salvador y redentor.

Es el típico veintejuliero: acude a lugares comunes , maneja en su “discurso” un nivel de populismo asombroso y permanentemente llama a la lucha en defensa de los derechos, a que suenen “cuernos, trompetas, tambores, palos y sables”, en contra –según él- de la opresión del sistema; de las maquiavélicas maniobras del establishment . Es el que llega a mitad de una discusión y opina, magistralmente, gracias a su “grandioso” referente… y se encuentra apoyado –cual película del Rey León- de las hienas babosas, que feliz y animadamente lo celebran …

Sus principales “argumentaciones” se basan en las afamadas teorías de la conspiración –cuyo concepto maneja muy bien- y según las cuales, todo se hace con una segunda intencionalidad, con una agenda oculta. Y bueno: sabe decir muy bien lo que el borrego quiere escuchar: que no han sido partícipes en las tomas de decisiones, que todo lo que se hace es para desfavorecer a la gran mayoría en función de unos intereses particulares y perversos, y bla bla bla… y el peor de los agitadores –del que no he hablado ni hablaré en esta nota-: el reproductor de ideas de personas bajas de autoestima, de fracasados, ladrones, camuflados en tantos oficios… de perdedeores…

¿Qué puede salir de todo eso? Pues nada, honestamente. Es como jugar a piedra, papel y tijera. Finalmente, el que tiene la capacidad de argumentación se cansa de chocar contra oídos sordos y calla. Y el desinformado termina ratificando las babosadas del agitador. Buen escenario, ¿no creen?



[1] http://elponchedefuego.blogspot.com/2010/11/el-poder-del-chisme-y-rumor.html

2 comentarios:

  1. Excelente! Es un buen análisis y un lamento al mismo tiempo. No propone nada porque no hay nada que se pueda proponer (bueno tal vez elevar una plegaria??XD).

    En foros de otros países como Alemania o incluso España, no es muy distinto pero si hay mayor respeto por el otro y sus ideas. Al menos en la mayoría de los casos.

    Me encantaría verlo publicado en los blogs destacados de diarios locales. La calidad del blog es definitivamente superior a muchos allí enlazados.

    Saludos :)

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  2. Aquí que ni respeto por las ideas las hay. Cualquier persona de cualquier país puede publicar lo que se le pegue la gana y firmarlo como se le pegue la gana... aquí pedimos un respeto a grito entero, pero la verdad cuando no nos gusta no lo respetamos y empiezan las ofenzas. Para qué hablar tanto de lo que DEBERÍA ser cuando no es posible empezar por nosotros aquello que DEBERÍA ser?

    Sin sentido... muy buena lírica, pero poca práctica... aplaudo por la retórica...

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