lunes, 7 de marzo de 2011

La danza de los fariseos

Estamos en época electoral. Y no solo por las elecciones que se avecinan ahora en octubre para gobernaciones y alcaldías, sino por las múltiples asambleas que se deben estar desarrollando, conforme a la ley, para todo tipo de corporaciones, juntas y asociaciones.

Pero las elecciones de unas no distan mucho de las otras, honestamente. En algunas se mueven las danzas de los millones, en otras las de los intereses. Esos intereses que magistralmente define Jacinto Benavente como cordelillos groseros que, junto con las pasioncillas, los engaños y todas las miserias de su condición, los llevan a tristes andanzas…

Es impresionante ver como en estas épocas electorales de asambleas aparecen de nuevo todos aquellos que en el lapso entre una y otra elección no hicieron mucho, para volverse a promocionar - y de seguro volverán a quedar- a seguir de zánganos, ya sea chupando del presupuesto, o para favorecer a sus amigos y sus agendas ocultas… Y, por supuesto, resurgen también aquellos señores feudales de épocas arcaicas, derrotados finalmente en elecciones pasadas por malos, corruptos o mediocres quienes, sutilmente resguardados en sus cuarteles de invierno, se encuentran buscando atacar de nuevo, cautivar al ingenuo, vislumbrando la emboscada perfecta para su presa.

Es en estas épocas cuando florecen las reuniones secretas donde se elucubran las estrategias sucias para tratar de desacreditar a aquellos que sí trabajaron honestamente –porque sí los hay- y donde establecen sus maquiavélicos planes para enlodar, mediante su amplia verborrea, la gestión positiva que amenaza sus pretensiones de poder.

Ya me he referido en múltiples notas anteriores al impacto que puede tener el chisme y el rumor. Es ahora cuando será la puesta en escena, cuando veremos a los magistrales exponentes de la propaganda negra en todo su esplendor… ya se siente en el ambiente…

“El diablo no es como lo pintan” reza el refranero… Y “es puerco”, como decía Don Hermes. Pues así se presentan los personajes a los que me he venido refiriendo. Sonrisas para afuera en público, apretones de manos con quienes piensan enlodar, sin ningún rubor. Pero hay que escucharlos en privado: dan asco. Y como tiran la piedra y esconden la mano, la autoridad legítima poco puede hacer para contrarrestar sus puercas maniobras.

Poco les interesa que la gestión haya sido buena, ni mucho menos que continúe; solamente los mueve regresar al poder para hacer las cosas a la vieja usanza, como era cuando lo tenían y no lo usaron para el bien común, sino para sí mismos. Lo dicho: dan asco.

Qué se puede hacer en estos casos? Pues es sencillo: simplemente informarse con las fuentes adecuadas, olvidarse del poder de referente que tenga el que mueve los cordelillos groseros y hacer caer al falaz. No hay que tragar entero, hay que confrontar a aquellos que dicen lo que dicen con aquellos sobre los cuales dicen lo que dicen. Y de seguro caerán más rápido que un cojo. Pero hay que ponerle freno a la calaña, evitar que siga prosperando, evitar que vuelvan a resurgir.

Ahí les dejo esta reflexión para todos aquellos que en estos días tienen la posibilidad de tomar decisiones trascendentales en sus corporaciones, juntas o asociaciones: no se dejen tentar por los cantos de sirenas -y sirenos-, no se dejen enredar en la danza de los fariseos.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho la publicación, sobre todo la fecha, nos ayuda a reflexionar y a consultar a quién o qué es lo que estamos eligiendo.

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