viernes, 30 de septiembre de 2011

Hay que sacar al diablo

¿Por quién vas a votar? Fue una pregunta que me hicieron el otro día en twitter. Y no la respondí, porque aún lo sigo pensando. La pregunta hacía referencia a los comicios de octubre próximo, en dónde en Colombia se definirán los nuevos gobernantes locales y regionales, en forma de ediles, concejales, diputados, alcaldes y gobernadores.

Y la cosa no está fácil. Nuestro sistema político ha venido enquistando una serie de vicios y depravaciones, que llevan a una desesperanza generalizada en el electorado. Tanto escándalo de corrupción, de enriquecimiento ilícito, de favorecimiento de terceros en administraciones absolutamente turbias, deja ese mal sabor de boca de que no hay mucho por hacer.

Miremos solamente el caso de Bogotá: el último Alcalde está en la cárcel, junto con su hermano. Un Contralor Distrital también. Parece ser que de 45 concejales que tiene la ciudad, 35 están siendo investigados por corrupción. La ciudad está hecha un caos por las obras con contratos non sanctos.

Por otro lado, en nuestro máximo órgano legislativo, el Senado de la República, su presidente – el H.S. del partido Conservador, Juan Manuel Corzo- en días recientes generó gran polémica con una bastante infortunada declaración al afirmar que “prefiere no robar al Estado y que le paguen la gasolina”[1] cuando se quejaba de que su sueldo mensual –de cerca de 18 millones de pesos libres, aproximadamente 9.400 dólares- no le alcanzaba para pagar la gasolina de las dos camionetas que tiene asignadas. Y lo jusitificaba así para volver a implantar un auxilio parlamentario en ese sentido o si no, interpretaría uno, se vería en la necesidad de tener que robarle al Estado...

Y claro, los Conservadores también dieron notica con su polémico proyecto de ley que busca prohibir definitivamente el aborto en Colombia, incluso en los casos tipificados por la Corte Constitucional. Que el embarazo sea fruto de una violación, que peligre la vida de la madre o que el feto tenga malformaciones es irrelevante para los azules. Y que por derecha, según analizan algunos expertos, también se prohibiría las formas de eutanasia pasiva, que son decisión del paciente, y prohibiría los tratamientos de fertilización in vitro para las mujeres infértiles e, inclusive, daría en el caso de que a una niña adolescente la violen y se tome una píldora anticonceptiva del día después, para que pueda ir a la cárcel.

Pero bueno, dirán algunos, eso es Senado y Cámara, cuyas elecciones apenas son dentro de algunos años. ¿Por qué traer a colación el tema ahora, en las elecciones locales y regionales? Muy sencillo: porque en estas elecciones es precisamente donde se empiezan a engendrar los futuros padres de la patria, donde comienzan su carrera, donde adquieren sus vicios y mañas, donde estructuran su estilo de vida para seguir viviendo del Estado, al que –presuntamente- prefieren robar solo en caso de necesidad…

Y también porque se definen cargos que son evidentemente presidenciables en el corto plazo. Para nadie es un secreto que ser alcalde exitoso de las grandes ciudades, es el trampolín para la Presidencia de la República. Por eso hay que pensar muy bien cada voto y participar masivamente en las elecciones, vencer la apatía y el que los intereses creados elijan por uno.

En el caso de Bogotá, tres ex alcaldes, tres ex congresistas, dos concejales, un pastor cristiano, un líder sindical y un ex director de una entidad gremial se disputarán la Alcaldía Mayor: Jaime Castro (Autoridades Indígenas de Colombia), Enrique Peñalosa (coalición La U - Partido Verde), Antanas Mockus (Alianza Social Independiente), Gustavo Petro (Progresistas), Gina Parody (inscribió su candidatura por firmas, sin aval de ningún partido), David Luna (Partido Liberal), Carlos Fernando Galán (Cambio Radical), Carlos Guevara (MIRA), Gustavo Páez (Partido de Integración Nacional), Aurelio Suárez (Polo Democrático) y Dionisio Araújo (Conservador).

Vaya abanico. Pocos realmente tiene la opción de ganar: la contienda fuerte está entre Peñalosa y Petro. Porque hasta el momento el debate se ha dado entre la maquinaria y el sentimiento de rechazo al ex alcalde Moreno, donde en el común del elector no han primado las ideas, sino lo que se asocian con cada uno de los dos candidatos: que el primero “vendió sus ideales por el ex presidente Uribe” y que el segundo “es un ex guerrillero y ex militante del Polo”. Una campaña polarizada entre lo que se asocia con “lo bueno y lo malo”, según la óptica del votante. Y es curioso: porque Peñalosa tuvo una excelente administración como alcalde, y Petro siempre se ha caracterizado por sus debates de altura y trabajo serio en el Congreso.

La reciente llave Parody - Mockus le agrega un ingrediente bien interesante a esta contienda: de ser reales las encuestas y que las intensiones de voto se puedan trasladar, en este momento estaría llegando al Palacio de Liévano el candidato que de los dos pueda salir. Lo dicho, bien interesante. Parody - Mockus quizás den a la ciudadanía la respuesta a su gran clamor: que el próximo alcalde sea bueno o malo es irrelevante, lo importante es que no robe, que sea transparente. Claro que, en lo personal, me gusta mucho esa llave.

Y para el Consejo de Bogotá y las Juntas de Acción Locales (ediles), no hay mucho que decir. Como siempre, estas elecciones pasan cuasi inadvertidas por los electores. Y también, como siempre, de seguro llegarán a estas corporaciones, en gran medida, los candidatos que menos necesita la ciudad. De nuevo ese grueso de personas que ven ahí su mera opción de empleo para garantizar sus ingresos (personales, de familiares y amigos) y claro, para recuperar los millones que invirtieron en publicidad y otros artilugios para poder ser elegidos.

Por supuesto, no todos los candidatos son malos. A algunos los conozco personalmente y podrían ser una esperanza de cambio. Pero nada certero tampoco. En fin, difícil la cosa por ese lado.

¿Por quién votar entonces? No sé todavía. Mientras escribía esta nota, se me vino a la memoria la excelente canción compuesta por el maestro colombiano Eugenio Arellano “Hay que sacar el diablo”, cuya letra profética no deja de asombrarme cada vez que la vuelvo a escuchar y que dice en un aparte así:

¿Qué le estará pasando a nuestro país
desde la última vez que yo le canté?
Mi último bambuco habló de dolor,
ahora las cosas andan de mal en peor…
¡no puede uno callarse teniendo voz!
Si la moral del mundo va para atrás,
qué se hicieron los hombres que hacen el bien,
siempre la misma cosa, no habrá poder
para que la justicia traiga la paz.
Hay que sacar al diablo, no hay más que hacer.

Si quieren escucharla, búsquenla en Youtube, que seguramente debe estar en cualquiera de las magistrales interpretaciones que hace Beatriz Arellano. Y si bien esta canción fue escrita en otro contexto, parafraseando, daría la respuesta a la pregunta que me hicieron en twitter por quién votar: voten por quienes quieran, pero hay que sacar al diablo, no hay más que hacer.


[1] http://www.eltiempo.com/politica/presidente-del-senado-defiende-el-subsidio-a-la-gasolina_10393631-4