viernes, 5 de noviembre de 2010

Lie to me (parte 1)

No crean. No voy a hablar de la popular serie de Fox llamada así, aún cuando debo reconocer que sí me sirvió para pensar en esta nota. No. No me quiero concentrar en el famoso Profesor Lightman (personaje protagonista de la serie “Miénteme”) sino en el hombre y, especialmente, en la ciencia que está detrás de esta trama: Dr. Paul Ekman Ph.D [1], cuyos múltiples estudios alrededor de la interpretación de las reacciones corporales y faciales se remontan a 1954.

En sus boletines de noticias de septiembre y diciembre de 2009 [2], Ekman hace un análisis del porqué las mentiras fallan. Explica que las mentiras cotidianas como “me encanta tu vestido” o “no puedo hablar ahora contigo, estoy de salida” no se detectan, precisamente, porque el objetivo quiere ser engañado, ya que no sería adecuado que se le dijera al interlocutor que le parece horrible el vestido o que realmente no se quiere hablar con él ahora o nunca. Adicionalmente, anota Ekman, estas mentiras prosperan porque realmente no hay nada en juego, en el sentido de que el mentiroso no espera que su afirmación sea puesta en duda y, por ende, no teme ser cogido en la misma.

Según Ekman, las mentiras –triviales o serias- no son detectadas tanto por lo que el mentiroso dice o el cómo lo dice, sino por el comportamiento del mentiroso. Solamente cuando hay mucho en juego, cuando algo de valor se puede perder y puede involucrar un castigo en el momento que la mentira se descubra, existe la posibilidad de que la conducta del mentiroso lo traicione. Las mentiras con una fuerte carga emocional son las más difíciles de ocultar, independientemente del sentimiento que encierren (ira, miedo, asco, desprecio, excitación, placer, tristeza o sorpresa), ya que el esfuerzo de tratar de ocultar cualquier signo de la emoción, interfiere también con la capacidad de hablar de manera coherente y convincente.

Pero, ¿sí será así de fácil detectar las mentiras, como sucede en la popular serie de televisión?

Continúa en Lie to me (parte 2)

[1] Director del Paul Ekman Group, LLC (PEG)
[2]Reading between the Lies, 2009 Volúmen 2, Números 1 y 4 respectivamente

3 comentarios:

  1. Yo creo que no es tan fácil decir y en el mismo caso detectar una mentira. Pienso yo que hay diferentes tipos de mentiras... Unas que se dicen a la ligera, sin jugarse nada, se dicen sólo por decirlas y otras, que en cambio, se juegan todo, como en una ruleta... Al todo (la verdad) o al nada (ser capturado en la mentira). Pienso al mismo tiempo que mentir hace parte de la naturaleza humana, aunque hay personas que lo hacen con más frecuencia que otras, todos mentimos de una u otra forma. Al final siempre estará el sentimiento de haber mentido... Vivir en la verdad es tranquilidad y el libertad. Ya lo decía, creo que la biblia, "La verdad te hará libre"... Pero hasta que momento uno quiere afrontar una verdad? Creo que ese deber motivo de otra discusión!.

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  2. Juan Alberto Uribe Sanabria6 de noviembre de 2010, 13:39

    wooowwww por cierto hay muchas cosas en el ARTE DE LA GUERRA.... por cierto ..... para que mentirle a otros cuando realmente nos mentimos a nosotros....

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  3. Si la mentira fuera tan fácil de detectar, creo que no existirían detectores para este menester, y ya estarían los adictos a ellas en vía de extinción y no se estudiaría tanto este comportamiento. La respuesta es que eso solo pasa en televisión, jejejeje

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